¿Por qué suscribirte a The Vortex?
Honestamente, me siento rara —y un poco como Meredith Grey cuando dijo “pick me, choose me, love me”— llenando esta página de razones para convencerte de leerme, así que no lo haré. Sin embargo, lo que sí voy a hacer es contarte por qué escribo en este rinconcito del Internet.
Te diría que es que me encanta escribir, pero Fran Lebowitz tenía razón cuando dijo que nadie que escriba bien ama escribir. Y sí, ahora me arrepiento de haber dicho eso porque suena como si estuviese declarando que escribo bien cuando la verdad es que yo debería ser la última en juzgar eso. En fin…
No siempre amo escribir. Y seguramente muchas de las piezas que leerás aquí me hicieron llorar en algún punto en el que dudé de mi capacidad para terminarlas — y de mi talento y valor como ser humano, por supuesto, porque ¿qué es un ejercicio creativo si no dudar de uno mismo?
Esto no quiere decir que no me encanten algunas partes del proceso. Específicamente amo tener la idea y luego investigar sobre el tema. Escribir una oración que me hace sentir como un ser supremo por dos segundos, hasta que la leo y me doy cuenta de que no era tan buena como pensé, también está en la lista. Y mi momento favorito, de lejos, es ese en el que hago el último ajuste antes de sentir que estoy lista para que el mundo —o mis tres followers— vean lo que sea que haya hecho.
Es cómico, escribir. No importa que el tema de un texto sea algo tan banal como la última relación de Pete Davidson, todo lo que dije arriba aplicará y será parte de mi proceso creativo. Y por alguna extraña razón, es a lo que me gusta dedicarme y ese es el motivo por el que The Vortex existe.
¿Qué sí puedo decir que amo completamente? Compartir las cosas que me apasionan con otros y crear vínculos a través de eso, encontrar las referencias detrás de algo, hacer nuevas asociaciones y descubrir que absolutamente todo está conectado. Esto es algo que siempre he tratado de celebrar a través de mi —prepárense, voy a decir la palabra más odiada de la década— contenido y, honestamente, tener un newsletter en el cual puedo hacer exactamente eso era solo cuestión de tiempo.
Así que eso es The Vortex, un lugar en el cual depositar ese vómito de ideas que básicamente pueden hacerme tu reina —inteligente, bella, ocurrente, talentosa, te hago ver cosas que tú no habías visto— o tu ruina —insoportable, intensa, actúo como si un hecho insignificante fuera extremadamente relevante, te hablo de la misma cosa mil veces—, tú decides.
Esta es la parte en la que te contaría por qué The Vortex se llama The Vortex o sobre qué temas puedes leer aquí, pero voy a usar mi feminine urge de manipularte para que te suscribas y te enteres de eso con el correo de bienvenida.
Sin nada más que agregar, me despido y espero tu suscripción.
P.D.: Pick me, choose me, love me.
En el caso de que you pick me, choose me, love me
¡Felicidades! Has sido exitosamente manipulado y has decidido suscribirte a este vórtice. Puedes esperar verme en tu correo cada dos semanas con un nuevo artículo — no hay forma de que eso último no suene invasivo, perdón. Okey, bye.
